Cuando hablamos de Efecto Pigmalion nos referimos a la potencial influencia que ejercen las expectativas y las creencias de una persona en el rendimiento de otra.
Numerosas investigaciones fueron realizadas acerca de este fenómeno. La más importante fue llevada a cabo por la Universidad de Pennsylvania. Dicha investigación fue realizada en un entorno escolar, en el que los profesores eran informados de que sus alumnos habían sido sometidos a distintas pruebas para valorar su capacidad intelectual. Posteriormente, se les informó de cuáles eran los alumnos que habían tenido mejores resultados para que les trasmitiesen que por ese motivo son los que tendrían mayor rendimiento a final de curso. Al acabar el mismo, fueron estos alumnos los que obtuvieron mejor resultado. Cabe destacar que las pruebas para valorar la capacidad intelectual no llegaron a realizarse en ningún momento.
¿Qué explica los resultados obtenidos?
Las expectativas que crearon los profesores eran tan altas que ayudaron a que estas mismas se cumplieran, ya que también ellos mismos hicieron cambios en la forma de enseñar para que sus expectativas se cumpliesen.
Los niños y los adolescentes son especialmente sensibles a las expectativas que su entorno tiene sobre sus capacidades, resultados y comportamiento. Por esto mismo, cuidar los mensajes que trasmitimos a los niños/as y adolescentes es muy importante.
“Pero los adultos no nos escapamos de la influencia del Efecto Pigmalion. Nuestros comportamientos pueden verse influidos por las creencias y la imagen que tienen los demás sobre nosotros. Es más, las expectativas favorables que percibimos de nuestro entorno pueden llevarnos a descubrir nuevas facetas, potenciar cualidades personales, desarrollar relaciones sociales más adaptativas y conseguir mejores resultados académicos y laborales.”
Pinchando en el siguiente enlace se puede ver un vídeo en el que se refleja la influencia del Efecto Pigmalion. https://www.youtube.com/watch?v=h7wdJQ91b3I