Para ti, que estás pasando un mal momento,
No sabemos tu nombre, ni tu edad, ni en qué colegio estudias. Pero sí sabemos algo importante: estás pasando por algo muy duro, más de lo que muchos adultos imaginan. Y aunque quizás te sientas solo, aunque a veces pienses que nadie te ve, queremos que sepas que te vemos, que importas, y que esta carta es para ti.
Aprovechamos la Navidad, un tiempo que suele hablar de luz, de compañía y de ilusión, para escribirte, precisamente porque sabemos que para ti, puede no sentirse así. Cuando alguien sufre bullying, los días pueden hacerse largos, las mañanas pesadas y el corazón pequeño. Y eso no es culpa tuya. Nunca.
No eres el problema. Eres el que merece protección.
Si sientes miedo, tristeza, enfado o confusión, no significa que seas débil. Significa que eres humano. Cuando alguien es tratado de forma injusta, el cuerpo y la mente reaccionan. Y reconocer lo que sientes es el primer paso para pedir ayuda, para empezar a sanar y para recordar que no tienes que vivir esto en silencio.
A veces pensamos que, si hablamos, la situación empeorará o que los demás no lo entenderán. Pero hablar con un adulto de confianza (tu familia, un profesor, tu orientador, o nosotros como profesionales) es una forma de cuidarte y de poner límites a algo que nunca debió suceder.
En los centros de psicología vemos cada día cómo los niños que piden ayuda empiezan a recuperar fuerza, seguridad y autoestima. Y queremos que sepas que también podemos ayudarte a ti.
- Tu valor no lo decide nadie más que tú.
- Lo que te hacen no está bien, y tienes derecho a que pare.
- Hay adultos que quieren escucharte, protegerte y acompañarte.
- No estás solo, aunque a veces así lo parezca.
Si alguna vez necesitas hablar, si quieres que alguien te ayude a entender lo que te está pasando, si sientes que ya no puedes con ello, desde nuestro centro de psicología queremos que sepas que nuestras puertas están abiertas para ti.
No tienes que contar todo de golpe, basta con un “necesito ayuda”. Lo demás lo construiremos juntos, con cuidado, con respeto y sin juzgarte.
Esta Navidad no te pedimos que estés alegre ni que sonrías si no te sale. Solo queremos que recuerdes esto: mereces sentirte seguro, respetado y querido. Y hay personas que pueden ayudarte a recuperar esa sensación.
















